jueves, 14 de diciembre de 2017

Potenciando la Inteligencia Emocional (parte I)


- Enseña que no siempre puede tener lo que quiera
Uno de los grandes conflictos con los que los seres humanos nos encontramos frecuentemente es aprender a dominar nuestros impulsos. La inteligencia emocional es clave para que aprendamos a gestionarlos; ahora bien, antes es necesario poder identificarlos.
Por eso es importante comenzar a enseñarles desde pequeños que no siempre pueden tener lo que quieren. Por ejemplo, siempre que sea posible es necesario explicarles las consecuencias de sus acciones. Con este tipo de acciones se fomenta el autocontrol.
 
- Deja que exprese las emociones
Algunos adultos creen que los niños son demasiado pequeños para entender ciertas cosas. Pero ya en edades tempranas debemos confiar en nuestros hijos y permitirles que se expresen libremente, también sus emociones. Si les damos un espacio de comodidad para que puedan confiarnos sus sensaciones les estaremos dando un mensaje positivo que pueden aplicar en otros contextos, por ejemplo, la escuela.
 
- Crea un espacio para el diálogo
No es necesario tratar a los niños como adultos, pero sí que es necesario fomentar el diálogo, que aprendan en edades tempranas. Esto es importante para que los niños crezcan con las habilidades de diálogo necesarias para convertirse en personas capaces de negociar y de llegar a acuerdos con otras personas. En el mundo de los adultos las relaciones interpersonales son importantes para lograr el bienestar mental y emocional.
 
- Trabaja la empatía
La empatía, es decir ponerse en el lugar del otro, también es uno de los elementos más importantes de la inteligencia emocional y, por tanto, debe ser enseñada cuando los niños son pequeños. Esto es importante también para asegurarnos que el punto anterior se lleva a cabo, porque así serán capaces de pactar y acordar de manera democrática. La empatia es clave para que dejen de lado su egocentrismo.
 
- Automotivarse
La automotivación también es esencial en la inteligencia emocional, pero es frecuente que muchas personas, ante los fracasos, se vuelven pesimistas. Hacerle entender que los fracasos son oportunidades para crecer y estimularlos en este sentido en edades tempranas es esencial para que se conviertan en personas optimistas.

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