Horarios con tiempo libre. Durante el periodo escolar, muchos niños van a la escuela por la mañana y parte de la tarde, hacen actividades físicas y extraescolares, socializan y juegan con los compañeros y, cuando llegan a casa, hacen las tareas escolares. En casa no podemos reproducir al 100 % esta realidad, pero sí establecer hábitos y rutinas que nos acerquen a una situación de normalidad. Es recomendable priorizar las mañanas, cuando los niños están más activos y dispuestos a participar, las tardes son más apropiadas para leer, escribir, pintar, escuchar música, hacer tareas conjuntas o conectarse virtualmente con amigos y familiares.
Fomentar la concentración de los niños con espacios fijos. En función de las posibilidades del domicilio y de cada familia, podemos controlar algunos aspectos que promuevan la concentración. Si intentamos que estudien en un espacio lo más aislado posible, con todo el material necesario, les estaremos ayudando a reducir estímulos externos y evitaremos interferencias de otras personas y que tengan que levantarse.
Seguir las cinco «C»: contexto, creatividad, curiosidad, control y colaboración. La primera se refiere a conectar el aprendizaje con los conocimientos y las experiencias previas, articulando lo que se aprende con la realidad que se está viviendo; la creatividad se logra estimulando la resolución creativa de problemas reales y significativos; en cuanto a la curiosidad, se trata de procurar despertar el interés del estudiante por lo que está aprendiendo; el control se refiere a que los estudiantes puedan influir en lo que aprenden y elegir cómo lo aprenden, y respecto a la colaboración, la idea es promover la interacción y el trabajo en equipo entre los estudiantes y las familias.
Fijar objetivos pequeños y concretos. Para fomentar la motivación de los niños, podemos concretar objetivos no demasiado ambiciosos. De esa forma, serán alcanzables y verán que lo van consiguiendo
Adaptarse al niño. Las necesidades, los intereses y las formas de aprender de cada niño son distintas, y tenerlo en cuenta es una ventaja a la hora de motivarles. Hay niños que en movimiento retienen más, otros lo hacen pintando, a algunos lo que les funciona es aprender a partir de enseñar a sus peluches o «trabajando» junto con mamá o papá… Con los descansos también hay que adaptarse a cada niño y niña, ya que la capacidad de concentración varía, por eso cree lo importante es que los padres se adapten a las necesidades de sus hijos y sugiere que se les pregunte a ellos mismos.
Ser congruentes. Si todos en casa saben los horarios de los demás y se respetan, será más sencillo mantener un orden necesario tanto para el aprendizaje como para que los padres puedan trabajar, si lo hacen desde casa, o tengan su espacio de tiempo individual. De lo contrario, la situación puede desbordarnos. Es fundamental ser congruente con lo pactado, al fin y al cabo, lo mejor que nos deja este confinamiento es la posibilidad de conectar con los niños y las niñas y que sientan nuestra presencia, pero esta presencia ha de ser de calidad.
Fuente: padresycolegios.com
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