martes, 25 de agosto de 2015

La relevancia de la transmisión de hábitos de vida saludables

En lo que se refiere a la salud infantil, la medicina preventiva se basa en tres programas:
  1. La prevención de las enfermedades infectocontagiosas mediante lavacunación universal
  2. La detección precoz de problemas del desarrollo mediante las revisiones sistemáticas de salud 
  3. Y la promoción de hábitos de vida saludables

La promoción de hábitos saludables

Esta tercera estrategia, de promoción de hábitos de vida saludables, cobra especial importancia durante la infancia y la adolescencia por varios motivos:
  1. En primer lugar porque es una época en que las familias son más permeables a estas recomendaciones por estar concienciadas e implicadas en el cuidado de los hijos, y, por tanto, es más fácil que eliminen hábitos nocivos (por ejemplo, dejar de fumar) y que adquieran hábitos más saludables que son los que con su ejemplo transmitirán a sus hijos.
  2. En segundo lugar, porque estos hábitos aparecen desde los primeros meses de vida y se van consolidando a lo largo de la infancia y de la adolescencia. Y, si es así, se adquieren con mayor fidelidad y menor esfuerzo que en la edad adulta. 
  3. Y en tercer lugar, porque es imprescindible para la construcción de una persona sana en todas sus dimensiones (física, mental, espiritual y social) y, por tanto, para la prevención de enfermedades en la edad adulta. 
Los hábitos de vida saludables son estilos de vida, de comportamiento, de los cuales los más conocidos son los que tienen que ver con la alimentación, la higiene, la actividad física, la protección, los hábitos tóxicos… pero hay muchos otros que tienen que ver con actitudes básicas necesarias para la salud mental.

Alimentación

Respecto a la alimentación, ha de ser suficiente, equilibrada y variada. En primer lugar, suficiente implica un aporte energético adecuado a cada edad del desarrollo y en determinadas circunstancias como las enfermedades. En segundo lugar, equilibrada, para evitar excesos o carencias y con un reparto de nutrientes basado en la pirámide de alimentación saludable (ver figura más abajo). Y, por último, que la alimentación sea variada favorece que también sea agradable.
La pirámide de alimentación saludable nos muestra de forma gráfica los grupos básicos de alimentos y la proporción de los mismos que son necesarios para una alimentación sana. Se recomienda que estos alimentos se distribuyan en entre cuatro y seis comidas al día. 

Actividad física

En lo que se refiere a la actividad física, existen grandes diferencias en los objetivos y el tipo de actividad recomendados según la edad.
En la primera infancia se basa en fomentar el gateo, la sujeción y manipulación de objetos, ayudar en los primeros pasos... Posteriormente, en la edad preescolar, en la práctica de ejercicios que mejoren su coordinación y equilibrio, que en las guarderías y escuelas realizan de manera formal en las clases de psicomotricidad y fuera de la escuela en los parques infantiles. Más tarde, al comenzar la edad escolar, es una época en que la “hiperactividad” natural que tienen los niños más pequeños disminuye y, por tanto, es importante fomentar la práctica deportiva. 
Las clases de educación física del colegio no son suficientes y se recomienda suplementarlas con tres sesiones de ejercicio físico semanal de, al menos, veinte minutos de duración. Actualmente las opciones que se ofrecen para la práctica deportiva son muy diversas. Para su elección ha de tenerse en cuenta no sólo las preferencias del niño sino lo que cada una de ellas puede aportar a su formación y desarrollo. Y, cualquiera que sea la actividad física, tener en cuenta que, si bien la sensación de fatiga es menor en el niño que en el adulto, su tolerancia a algunos tipos de ejercicio físico es menor y se aproxima al máximo al final de la pubertad (15-18 años) si no se ha abandonado antes la práctica deportiva.
Aparte de la actividad física programada, existen múltiples formas de incrementar su actividad física, siempre que se pueda, incorporando en su estilo de vida actividades sencillas como caminar más, subir más escaleras, ayudar en las tareas domésticas y jugar de forma activa. 

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