miércoles, 29 de julio de 2015

Enfrentando emociones negativas


La crisis en el cerebro de la joven protagonista de la película Del revés se desencadena con el estrés de una mudanza. Una suma de frustraciones hace que aflore una emoción que hasta ese momento no había tenido demasiado peso: la tristeza. La espídica y positiva alegría, hasta entonces capitana de las emociones de la niña, observa con horror cómo los recuerdos vitales de esta comienzan a volverse tristes y decide resolver el problema encerrando a la tristeza en un círculo de tiza. A través de un viaje en paralelo por el mundo interior y exterior de la preadolescente, el último éxito de Pixar nos enseña que bloquear las emociones es un grave error.

“En el mundo actual es bastante común negar la tristeza”, afirma la psicoterapeuta Gestalt Lola Sánchez Lebrato, "nuestra cultura del bienestar niega todo lo que tenga que ver con el dolor”. Ella lo comprueba semanalmente con pacientes que le relatan episodios tristes de su vida con una sonrisa en la cara. A veces, incluso riéndose.
Ocurre todos los días, dentro y fuera de la consulta. ¿Quién no conoce a alguien que tras una ruptura sentimental se ha fundido la cartera en copas y ha bailado hasta las seis de la mañana, como si en vez de haber roto con su pareja estuviera celebrando que no le ha quedado ninguna asignatura para septiembre? Aunque los amigos puedan deducir por sus salidas frenéticas que esta persona es totalmente insensible a lo que ha ocurrido, muchas veces la huida hacia adelante se produce de manera inconsciente. “El bloqueo de una emoción puede ser un mecanismo automático de protección. Cuando la tristeza y otras emociones desagradables son muy intensas o nos generan sensación de descontrol, tendemos a negarlas. Lo cual, en general, tiende a amplificarlas”, explica Gonzalo Hervás, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y experto en emociones y psicología clínica.
¿Qué puede ocurrir si no dejamos fluir la tristeza?

El profesor Hervás responde que en ocasiones pueden generarse trastornos de ansiedad o de somatización, como problemas dermatológicos o del aparato digestivo. “Aunque la mayoría de las veces la consecuencia es la depresión”, afirma, “por ejemplo, cuando tras una muerte cercana la persona no es capaz de vivir el duelo con normalidad”.

A la hora de darle rostro a la tristeza, los creadores de Del revés eligieron un personaje gordo, con gafas y un jersey de cuello vuelto pasado de moda: un estereotipo de lo que nuestra sociedad consideraría impopular. “Desde pequeños aprendemos que la expresión de la tristeza no está muy bien aceptada, nos empiezan a castrar esa emoción diciéndonos: no llores, no pasa nada”, afirma la psicóloga Sánchez Lebrato, “las personas tienen la sensación de que si se muestran tristes ante los demás no les van a aceptar”.

“Los caracteres optimistas y las personas impulsivas son especialistas en negar la tristeza”, prosigue Lola. “Cuando una amiga o un familiar les comunica que le han detectado un cáncer de mama, una respuesta muy común es: “Bueno, bueno, si eso está ahora muy controlado, ¡no hay problema!””.

Pero negar la tristeza no acaba con ella, de igual modo que construir un dique no hace que se evapore el agua. La psicoterapeuta ha tratado a pacientes a quienes esa pena que no se procesó en su momento les ha brotado años después. Esas personas acaban reconociendo, por ejemplo, que cuando murió su padre no fueron capaces de llorar, o que cuando su hijo sufrió un accidente tuvieron que hacerse fuertes para asumir todo lo que se le venía encima a la familia.

Fuente: S moda, el pais

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