La repercusión en nuestro día a
día
El nombre que se le pusieron a
este tipo de neuronas dice bastante de los que son. La semántica de sus dos
palabras apuntan a que se activan, por ejemplo, cuando vemos a alguien haciendo
algo. Cuando lo hacen, permiten que nuestro cerebro refleje el mismo patrón de
activación que el de la persona que realiza la acción.
Es decir, para nuestro cerebro es como si estuviéramos
haciendo lo que el otro hace, de manera que funcionan como un espejo.
Tenemos una capacidad innata sorprendente para identificar pequeños
gestos que además son muy difíciles de fingir, así que es una buena
herramienta para saber cómo se encuentra la persona que tenemos al lado y cómo
tratarle. Es una habilidad muy adaptativa y que nos ayuda a relacionarnos y a
evitar problemas.
Todo ello refuerza la educación en la empatía, en la capacidad para poder ponernos en el lugar del otro, reconociendo por tanto sus emociones como las nuestras.
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