La parentalidad positiva se refiere a un
comportamiento respetuoso con el interés superior del niño y sus derechos, y
contempla las necesidades y recursos de padres y madres.
Un padre positivo es el que atiende, potencia
guía y reconoce a sus hijos como personas de pleno derecho, no es permisiva y
conlleva el establecimiento de los límites necesarios para que los niños puedan
desarrollar
plenamente su potencial.
El concepto de parentalidad positiva se apoya en los principios
básicos que madres y padres pueden ofrecer a sus hijos: escuchándoles,
valorándoles, reforzándoles y potenciando el sentimiento de competencia,
prestando la atención requerida ante la respuesta de la necesidad de amor,
cariño, calidez y seguridad, ofreciéndoles estructura y orientación para
favorecer sentimientos de seguridad a través de una rutina y límites claros y
excluyendo toda forma de castigo físico o psicológico degradante garantizando
así una educación sin violencia.
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