«WhatsApp ha tenido una historia de larga de fallos de
seguridad», reconoce San Emeterio. Y es cierto, puesto que hasta la fecha la
idea generalizada acerca de esta aplicación es que en el momento en el que se
conectaba a una red wifi pública los usuarios estaban, literalmente, vendidos.
En los últimos tiempos han aparecido otras alternativas como
Telegram que ponían el acento en la privacidad y confidencialidad. Bajo
esta premisa ha acumulado más de cien millones de usuarios desde que apareciera
en 2014. Precisamente, y para diferenciarse del resto de herramientas
similares, cuenta con la posibilidad de que los mensajes se autodestruyan en un
lapso de tiempo determinado. Sin embargo, no tiene activado el sistema de
cifrado de extremo a extremo por defecto ni es aplicable a los chats grupales.
«No me atrevería a decir cuál de los dos es mejor a día
de hoy. Lo cierto es que con esta última versión de WhatsApp están bastante
igualados en cuanto a características de seguridad. Telegram tiene todavía una
característica en los chats secretos que echo en falta en WhatsApp», agrega
este experto.
Más recientemente, se ha popularizado una «app» llamada Kik,
con 240 millones de usuarios, que promete comunicaciones anónimas y no está
asociada a un número de teléfono en particular, al igual que sucede con Snapchat
(100 millones de usuarios), muy popular entre los usuarios más jóvenes
gracias a su mensajería efímera, es decir, que se autodestruye automáticamente.
Fuente: ABC.es
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