Según Daniel Goleman, la inteligencia emocional se basa en cinco claves:
1. Conocer las
emociones propias: no hay nada más importante que saber
cuáles son nuestros sentimientos en todo momento. Si sentimos frustración ante
un comportamiento de alguien que no comprendemos o alegría cuando vemos a una
persona que hace tiempo que no estaba presente en nuestra vida. Debemos ser
objetivos incluso con nosotros mismos.
2. Manejar las
emociones: una vez hemos identificado nuestras emociones,
hay que saber gestionarlas para que no nos desborden. El clásico consejo de contar hasta 10 cuandoestamos enfadados
aquí cobra sentido.
3. Saber
automotivarse: Cuando detectamos y manejamos nuestras
emociones, es el momento de saber enfocarlas al exterior. Para conseguir una
recompensa externa, como manera de ayudar a los demás e incluso de ayudarnos a
nosotros mismos. Toda emoción motiva una acción. Y el mundo se mueve con ellas.
4. Reconocer las
emociones de los demás: aunque este paso es más complicado,
es vital para las relaciones humanas ponernos en el lugar del otro para saber
qué piensa y cómo lo expresa. Si somos capaces de reconocer las señales
implícitas de una persona que necesita nuestra ayuda quiere decir que poseemos
un alto nivel de empatía. Y estaremos en el buen camino.
5. Establecer
relaciones: una vez conocida nuestra capacidad para
empatizar, es el momento para relacionarnos con los demás. La base de un
liderazgo sano y eficiente es la habilidad que tenemos para ponernos en el
lugar del otro y saber gestionar sus frustraciones y esperanzas, sus miedos e
ilusiones.
Nos permiten:
Tomar conciencia
de nuestras emociones
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Comprender los
sentimientos de los demás
|
Tolerar
presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo
|
Aumentar nuestra
capacidad de trabajo en equipo
|
Adoptar una
actitud empática y social que nos dará mayores posibilidades de desarrollo
personal
|
Participar con
nuestro entorno en un ambiente armónico
|
Para practicar la inteligencia emocional debemos reservarnos momentos para nosotros, para conocernos y para poder
conocer a los demás. Esos que nos rodean, como nuestra familia, nuestra pareja,
nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo; y aquellos que aparecen en
nuestra vida de manera circunstancial. Debemos intentar controlar situaciones
emocionales previstas e imprevistas: pese a que somos humanos y cometemos
fallos, lo realmente importante en
nuestra vida será saber gestionar sentimientos propios y ajenos.
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