Sí, como lo muestran las
investigaciones científicas más recientes, aproximadamente un 50% de nuestros rasgos emocionales
personales nos vienen de herencia genética, y el otro 50% proviene de nuestra
crianza y de nuestras experiencias más tempranas de la infancia.
Con este conocimiento, y aceptando las naturales e inmodificables tendencias temperamentales que poseen nuestros hijos, podemos ayudarlos en cada una de las áreas de la Inteligencia Emocional:
Con este conocimiento, y aceptando las naturales e inmodificables tendencias temperamentales que poseen nuestros hijos, podemos ayudarlos en cada una de las áreas de la Inteligencia Emocional:
- En el autoconocimiento, detectando señales de ansiedad, nerviosismo o miedo, y previniendo problemas de relación (dentro y fuera de la familia) que pueden obstaculizar una determinada etapa de estudio.
- En el control emocional, aprendiendo estrategias psicofísicas que permitan neutralizar los estados de ansiedad, los estallidos temperamentales.
- En la motivación, requisito fundamental del verdadero aprendizaje, aprendiendo a neutralizar y/o superar la ausencia de interés y generar una motivación en una materia.
- En la empatía, aprendiendo a percibir y comprender los sentimientos y emociones de familiares, amigos y compañeros de estudio.
- En las habilidades sociales, aprendiendo a establecer buenas relaciones con los profesores y los compañeros de escuela.
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