Volver al colegio también les supone a los más
pequeños un "síndrome postvacacional". Se trata de una etapa
transitoria que suele durar una semana, en la que nuestros hijos pueden
presentar cansancio, apatía, tristeza,
ansiedad, irritabilidad y falta de atención a consecuencia del estrés.
Uno de los momentos más difíciles es la vuelta a los madrugones, ya que los
ritmos de vigilia y sueño necesitan un periodo de ajuste a las nuevas rutinas.
Por ello, es importante anticiparnos
una semana o diez días antes del comienzo de las clases adaptando los
ritmos al nuevo horario, adelantando cada tres días todas las acciones
(levantarse, desayunar, comer, acostarse, etc.), para realizar una adaptación
progresiva.
jueves, 25 de agosto de 2016
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