Finalmente, a nivel familiar, podemos ayudar a nuestras hijas e hijos de diferentes maneras. Será fundamental intentar mantener hábitos y rutinas saludables. También es satisfactorio para los niños y niñas permitir elementos extraordinarios y de disfrute dentro de la casa (ver una película como si fuera en el cine, montar una tienda de campaña en el salón para ir de acampada, montar una cena como si fuera un restaurante, retos…).
Pasar tiempo en familia, entender y atender sus manifestaciones de angustia o malestar, favorece un bienestar psicológico y un ajuste emocional adecuado. También proporcionarles información ajustada a su edad y permitirles el contacto habitual por diferentes medios con sus familiares e iguales. Asimismo, anticiparles los cambios que se vayan produciendo, con un lenguaje ajustado a su edad, mantener la calma y reconocerles el enorme esfuerzo que están realizando son cuestiones importantes para su adaptación.
En definitiva, debemos ser un ejemplo para la infancia, ya que el modelado es la principal fuente de aprendizaje. Si nos ven fuertes en la adversidad, sensibles a sus emociones y responsables en nuestros comportamientos, les ayudaremos a afrontar de una manera más saludable los efectos que la pandemia tiene en su desarrollo y lograr una infancia más resiliente y con menos desigualdades.
Fuente: theconversation.com
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