jueves, 30 de noviembre de 2017

Artículo: Por qué los padres creen que los adolescentes pasan de todo y por qué no es cierto (Parte II)


Y es que durante la adolescencia el cerebro sufre una remodelación profunda con la que acaba su proceso de maduración. En este periodo, se reorganizan distintas regiones: en algunas se produce una poda neuronal y desaparecen células nerviosas, mientras que en otras, en cambio, se establecen conexiones, como es el caso de las áreas de asociación de la corteza cerebral, y en particular la corteza prefrontal, implicada en la codificación de valores y normas en conectividad con otras áreas de asociación, explica el neurocientífico Francisco Mora a Big Vang.

Este estudio de la Universidad de Harvard lo que revela es que la conexión entre esas regiones encargadas de valorar objetivos y esfuerzo necesario para conseguirlos influencia cómo los chavales se comportan. Y esa conexión emerge en el último periodo de la adolescencia.

“Hemos visto que los adolescentes mayores aumentan su esfuerzo en situaciones de alto riesgo [contestando correctamente las preguntas del juego más difíciles y que requerían mayor atención] incrementando la conectividad cerebral entre el córtex y el cuerpo estriado [dos regiones que desempeñan un papel clave en desarrollar comportamientos dirigidos a obtener un objetivo, incluida la motivación y la cognición para desarrollar acciones apropiadas para lograr un resultado]”, resume Insel.

Sin embargo, añade, “los adolescentes más jóvenes no eran capaces de coordinar de forma estratégica este circuito y por tanto, se comportaban de manera similar para obtener recompensas de alto y bajo riesgo”.

Resulta interesante que en el estudio todos los participantes valoraban los riesgos y las recompensas de forma similar. Sin embargo, solo los más mayores eran capaces de esforzarse más para contestar mejor en el juego cuando las recompensas eran mayores.

“En experimentos anteriores en colegios se había intentado usar incentivos monetarios para mejorar las notas de los estudiantes, pero no siempre se lograba. Ahora sabemos que depende de la edad y de la maduración del cerebro. Los incentivos no siempre pueden ayudar a los jóvenes a brillar”, concluye esta investigadora.

Para María Ángeles Jurado, profesora de la Universidad de Barcelona (UB) y neuropsicóloga del Institut de Neurociències de la UB “los sistemas prefrontales y las conexiones de estos sistemas maduran mucho durante la adolescencia. De los 13 a los 20 años es un periodo muy largo de maduración clave para la función ejecutiva. Tiene lógica que a los 13 años los chicos sean incapaces de regular su conducta en función de la recompensa y la pérdida, y que en cambio a los 20, con la maduración cerebral ya completada, ya puedan hacerlo”.

Esta maduración, indica esta investigadora, se produce en función del contexto, como la toma de decisiones. “Ahora mismo el cerebro del adolescente y su capacidad para controlar la propia conducta, realizar elecciones, comportamientos antisociales o de riesgo, es controvertido. ¿Hasta qué punto son responsables de actos delictivos?”, apunta y añade “es un debate actual cadente muy interesante”.

 



Fuente: La Vanguardia

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